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ELIZBETH: EL ANGEL DE CERRO AZUL

Actualizado: 2 ene 2021



Por Grisel Bethancourt


Una cruz es el símbolo que deja vivo el recuerdo en la comunidad de Cerro Azul y que no olvidará el 18 de marzo de 2007. El sendero donde se encuentra, quedó teñido de sangre y de un enigma que aún lo rodea.


Ese día, a sus 8 añitos, Elizbeth Mendoza Segundo salió muy cerca, a la abarrotería “Nino”, a comprar una cinta adhesiva, una pluma y una mantequilla. No había nada que pudiera siquiera sospechar la madre, de algún peligro que podría correr su pequeña. Muy cerquita de su hogar fue a realizar el mandado. Esa sería la última vez que la tendría junto a ella.


Cerro Azul, era su lugar de residencia, un área muy sana, sin algún tipo de conflictos y escándalos. En esta fría y montañosa zona de la capital con una población rural y del contraste de una clase alta, con lujosas cabañas pasan sus días pobladores y visitantes para el descanso y para vacacionar.


Elizbeth fue a buscar lo que requería para la escuela, no pasó mucho tiempo cuando dos hombres la acechaban, al regresar a casa. Su demora causó intranquilidad en el hogar, pasaron los minutos, las horas y la niña no apareció en un lapso de tiempo.


Las investigaciones y el Segundo Tribunal de Justicia en agosto de 2009, determinaron en el juicio realizado al progenitor de la menor y a un hombre identificado como Rolando Morales Villa, que la niña fue llevada hacia un paraje boscoso. En su inocencia fue introducida en el apartado lugar, solo quedaron los vestigios de un atroz crimen.


El cuerpecito indefenso de Elizbeth llevaba un vestidito azul a rayas tipo marinero y un pantaloncito, denotaban la pequeña figura de la víctima, así como sus chancletitas. Estas quedaron tiradas en el paraje con rastros de barro. Era simplemente el rastro de la violencia.

¿Qué sucedió con Elizbeth? La niña Elizbeth fue abusada sexualmente por Morales y luego asesinada de un golpe en su frágil cuerpecito. Su cabeza recibió un golpe con una piedra, reveló el informe forense.

10.00 balboas había sido el detonante de un ofrecimiento a cambio del abuso y quitarle la inocencia a la víctima.


Rolando Morales Villa aceptó la culpabilidad del abuso sexual, pero no admitió el asesinato y denunció la complicidad supuesta del progenitor. El Segundo Tribunal de Justicia llamó en su momento a juicio al padre de la menor, quien estuvo detenido y fue absuelto de los cargos de homicidio y abuso sexual por un jurado de conciencia como a Morales que fue declarado culpable de ambos delitos.



El psiquiatra forense Alejandro Pérez, al ver las fotografías que mostraba el fiscal del Ministerio Público describió la escena del crimen con el frágil cuerpo de la víctima como una "explosión de violencia, grave, cuyas heridas con una piedra contra la niña se produjeron del cuello hacia arriba".


Pérez concluyó durante el juicio que el homicida demostró "ira".


La prueba psicológica de Morales Villa reveló la personalidad del homicida. Siendo descrito como egocentrista, disocial, agresivo, impulsivo, violento y quien no respeta las normas legales. (Foto Diario Crítica)


El otro imputado en su momento fue analizado con sentimientos de frivolidad, ira reprimida, dificultad para expresar sus sentimientos, agresivo, hostil hacia la figura femenina y machista. Pero estos hechos no surtieron su efecto frente al jurado de conciencia.


El padre de la menor en todo momento se declaró inocente y dijo que no estaba en el lugar al momento en que ocurrieron los hechos.


La hipótesis estuvo basada en el intercambio por dinero para abusar de la menor y que el crimen fue provocado porque conocía a sus victimarios o a uno de sus victimarios.


Sentados el uno al otro durante el juicio, ambos esposados con grilletes de manos y pies, no se miraron el rostro.


El padre de la menor luego de ser absuelto, a través de su defensora entabló querellas penales contra varios periodistas que dieron cobertura al juicio. Posteriormente luego de realizarse la investigación penal, los periodistas resultaron sobreseídos definitivamente por el juzgado de la causa.




En el año 2016 esta historia fue graficada e ilustrada en la muestra Pandora Exquisita de Quantum Laboratorio Cultural.


(Una de las periodistas imputadas en un proceso por calumnia e injuria fue la autora Grisel Bethancourt mientras daba cobertura al juicio ese año en el diario Crítica).




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