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PERIODISM0, FUTURO E INDEPENDENCIA



Tres periodistas y dos tipógrafos fueron parte de la heroicidad de los mártires de Chicago, que lucharon por las reivindicaciones laborales en 1886. Había entre las filas obreros y de otras múltiples profesiones, que creyeron en una lucha laboral. Debería ser un día de orgullo, el 1 de mayo, para todos los periodistas, el reconocer la hidalguía de estos trabajadores de la pluma que creyeron en el bien común de miles de trabajadores, sin importar las consecuencias de vida que les acarrearía.


En momentos en que nos debatimos sobre la vida, la enfermedad y la muerte, a causa de la pandemia de Covid-19, la situación laboral de cientos de periodistas panameños está en crisis profunda, con ello sus libertades e independencia.


Despidos, desempleo, reducción de salarios, jornadas de teletrabajo agotadoras y con más de 12 horas para algunos; cuando el 1 de mayo se recuerda un logro como el de solo 8 horas de trabajo, tenemos colegas enfermos a causa del estrés, depresión, enfermedades crónicas y las secuelas del Covid-19, como falta de olfato, otros problemas respiratorios, cardiovasculares, entre otros.


Si hablamos de las trabajadoras periodistas, madres, cuidadoras del hogar, sacrificadas por sus labores, pero también por la atención virtual de sus menores hijos en edad escolar, que su jornada podría por menos iniciar desde las 4 a 5 de la madrugada y culminar a las 11 a 12 de la noche en un día laboral, no deja ni para respirar, sino para cumplir con ese compromiso natural de familia.


Este es el panorama de las conversaciones que hemos tenido con muchos colegas tras un año de pandemia, quizás, ya perdí la cuenta de cuántas historias he escuchado a raíz del desastre sanitario mundial y que afecta a mi país.


Bien decía el Sindicato de Periodistas de Panamá en su comunicado, sobre la participación de todos los periodistas, que como trabajadores de la información, seguimos mal remunerados, enfrentando la amenaza de gobernantes y políticos por ejercer un periodismo veraz, sino frente a los ataques de emisarios en las redes sociales, que se han volcado contra su integridad, seguridad profesional y laboral.


Frente a este hecho la pasividad del periodista es de precaución para no decir temor, es de desaliento para no decir distanciamiento, es de tranquilidad para no decir desconfianza. Así se percibe, los que callan, los que protestan desde sus redes o WhatsApp, los que exigen, los que no militan y no proponen. Es un estilo de comodidad, resguardada en un digital, en una red, en un nuevo formato de protesta, anónima muchas veces.


Es lo que ha buscado por siempre la clase empresarial, gubernamental, política y económica, el someter a los más débiles a cumplir con su trabajo sin aspirar a sus derechos, porque los prefieren ignorantes y sumisos, para evitar conseguir sus reivindicaciones como trabajadores,


Con ello, no hay que olvidar, el desmejoramiento del periodismo, que va de la mano con la falta de capacitación personal, son nulos los grupos de investigación, que en un momento llenaron las redacciones y alardearon de las mejores propuestas de búsqueda de primicias e investigaciones con marco de exclusividad y revelación de escándalos en proporciones significativas. Es un triste panorama, el que nos lleva a reflexionar, con lo poco que tenemos, quién o quiénes están dispuestos a comenzar de cero y poner su gota de sacrificio para levantar al periodismo de base panameño que son sus propios trabajadores, organizarlos, empoderarlos, darle confianza y enseñarles, que el periodismo independiente tiene futuro si hay un equipo dispuesto.


La comunidad está sedienta de información independiente, no manipulada por los intereses económicos, políticos y gubernamentales. Cuántos estarán dispuestos a emprender retos, dejando su zona de confort, de correr hacia un puesto gubernamental o esperar un milagro de una vacante en la empresa privada, donde escasean los espacios para los periodistas.


¿Qué sucederá con las futuras generaciones de periodistas, en un ambiente vacío, sin fuerza, sin redacciones para ellos? La Academia como los preparará, para un mercado laboral inexistente y para defender la independencia de sus ideas.

Ayer, cuando veíamos a los fotógrafos y pocos periodistas cubriendo la marcha del 1 de mayo, con un Sindicato sin casi acompañamiento de sus líderes nacionales, solo los que se atreven frente al Covid-19 y se sintieron orgullosos de la lucha obrera que les impulsa a continuar buscando esos espacios negados; notamos la evidente ausencia del reconocimiento del periodista a esos periodistas mártires, que históricamente deben ser exaltados por lograr que tuviésemos mejores condiciones laborales. Colegio, Círculo, Asociación, Consejo de Periodistas ausentes a su máxima expresión.


Perdimos la valiosa oportunidad de reivindicar frente a la masa laboral nuestros derechos y conquistas. ¿O es que no nos consideramos trabajadores? Los tiempos y empresarios dicen que el trabajador empresarial es “colaborador”, hasta en el sector público se oye la frase, pero el Código Laboral que rige la ley nacional del trabajo y del empleado, no ha cambiado el término burgués.


Lo que sí es evidente, es que la falta de propuestas concretas hacia el periodismo nacional se extingue por completo. Las divisiones son cada vez más marcadas, y en vez de aportar al espacio de un colectivo articulado, las críticas en glosas chorrean a granel sin aportes contundentes. Considero que es el estatus que algunos quieren dar al periodismo de manera intencional.


Reconozco que hay temor, muchos periodistas lo han dicho, ya no tienen para su sostenimiento y están sobreviviendo en los medios, para solventar sus necesidades básicas. Por ello las limitantes informativas y la autocensura. Es este el periodismo que queremos en este siglo y en esta era democrática en el país de las oportunidades económicas, donde se le roba espacio al mar con obras de magnitud, donde hablamos de la construcción de una mega obra como el del transporte de primer mundo, donde promocionamos el café más caro del mundo, donde la minería cobra fuerza para beneficio de sus concesionarios y le da realce a la economía panameña. Los millonarios desembolsos publicitarios del Estado también hacen el contrapeso, no cabe duda, para algunos medios, para poner a flote a la pequeña industria periodística nacional. Nuestros periodistas en qué parte de esta historia se encuentran. Pregunto, aun mirando por la rendija, a ver si algo cambia, en algún día próximo.


Comencemos a empoderarnos de nuestros conocimientos, a buscar oportunidades y hacer equipo, a mirar que hacen otros colegas de otros países como contrapeso independiente, cómo lo hacen y cómo te podrás preparar para un futuro inmediato. Mientras que los gremios deben ubicar entre sus metas comunes, con la misión de coadyuvar entre los más representativos del periodismo de base, a sus miembros, a la capacitación constante y formación de líderes.


Ahora entenderemos la lucha reivindicativa del 1 de mayo, para no dejar extinguir el periodismo desde su esencia de informar para todos.

Esto daría paso a la connotación de una prensa libre, a las libertades de expresión desde la perspectiva periodística y a hacer una diferencia del periodismo como tal, aquel que es informativo, confrontativo, de pruebas, de búsqueda, de veeduría, de transparencia y no aquel que es de activismo pre pago, para causar daño y efectos distractores con intereses particulares, a los que ahora algunos medios o sus directores les llaman periodistas, que no han pisado ni la Escuela que les instruye.


Para este periodo reciente de pandemia, UNESCO ha sido clara al recalcar, el peligro que se cierne frente a un enemigo denominado “desinformación” y a su creciente aumento.


Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO ha llamado a todos los implicados a defender la información como un bien público. “Proteger el periodismo es proteger la verdad”, indicó.


El portal The Conversation.com ha señalado, que hay un arsenal ideológico difícil de rebatir, con una extrema polarización ideológica y la conspiratoria por otro, lo que está llevando a una dinámica autodestructiva. Por ello es necesario distinguir entre lo verdadero y falso, es importante la contextualización de los datos, la dependencia entre expertos y periodistas, para que estén sujetas al escrutinio público y que posibiliten la rigurosidad de la información.


Para este 3 de mayo, muy seguido de esa lucha reivindicativa de los mártires de Chicago, se establece un lema significativo como lo es “La información como un bien común”, en el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Es indispensable como lo señala la UNESCO, que haya periodistas libres y profesionales que hagan frente a la desinformación y otros contenidos perjudiciales.


No es posible que dejemos a una comunidad sin la viabilidad de conocer las dos partes, de mejorar las capacidades informativas de forma educativa y valorativa, y de garantizar a como dé lugar la transparencia en las ideas que llevamos a través de las noticias. Así estamos en capacidad de rebatir y enfrentar las amenazas externas de quiénes pretender silenciarnos y comparar nuestras estructuras con las foráneas y no saber distinguir al periodismo puro como tal.


Planteando de esta cohesión entre gremios, periodistas y nuevos medios de la información, se podrá cobrar vigencia, confianza y representatividad en esta lucha crucial por las libertades del periodismo nacional y mundial.


Autocrítica de su autora, periodista, gremialista, Grisel Bethancourt


 

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